"Por ahora voy a tener que quedarme aquí, al menos es bonito"
Me aproximé hacia la zona de recepción, esta vacía gracias al cielo, no estaba por la labor de pasarme más de quince minutos esperando para una sonrisa falsa y carente de afecto. Toqué el pequeño timbre prolongadamente hasta que vi aparecer a un hombre de ediana edad trajeado impecablemente, con gafas redondas y las manos sobre el mostrador
"Patéticos mortales, como son capaces de rebajarse ante quien es superior"
- Digame, ¿en que puedo ayudarle?- El collar de diamantes no pasaba inadvertido.
- Querría una suite individual, la más grande que tenga- Sonreí y fui sacando una tarjeta de credito, eso de llevar cientos de billetes sueltos me parecía sumamente pedante.- Para esta noche-
- Dejeme consultar... si, aquí está, habitación 204, en la quinta planta- Me tendió una llave perfectamente lustrosa y conservada que cayó en mi palma fría como el hielo. - Muchas gracias, que pase una feliz estancia. Para cualquier cosa, no dude en llamar al servicio de habitaciones, al cualquier hora...
Fui andando con tranquilidad hasta que la voz se perdió, pulsé el botón del ascensor y esperé.